miércoles, 23 de octubre de 2013

Conociendo los Libros




       Cuando un lector se aproxima a un libro ya posee expectativas acerca de lo que ese libro le va a ofrecer a través de sus lecturas previas; sabe, por ejemplo, qué esperar de una novela policial o de ciencia ficción. Todo libro es único en sus características. Las experiencias del banco del libro ha llevado a crear unos criterios para evaluar un libro para niños se relacionan con sus características genéricas o formales, es decir, como se percibe un libro concreto en relación a los libros similares. Esto ha llevado a establecer criterios para evaluar y seleccionar tipos de libros específicos: criterios aplicables a obras clásicas, álbumes, novelas fantásticas o libros de cartón para bebes.
      Muchas veces los libros se clasifican de acuerdo al uso, otras veces por su formato, o por la pertenencia de un género literario. Un libro puede entrar dentro de distintas clasificaciones o ubicarse en los límites entre alguna de ellas. No es su intención prescribir y encasillar a los libros infantiles.  A la originalidad, incluso la generalidad, de una obra podría atribuirse  la dificultad  para ubicarla en una categoría.
Vale la pena aclarar que no se trata estrictamente de definiciones, sino más bien de orientaciones útiles para los promotores de lectura.

      Demás está decir que estas clasificaciones tienen una intención paradigmática: se trata de categorías dinámicas y moldeables que surgen a partir de la realidad que los libros nos ofrecen, y no de modelos abstractos.

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